Muy a nuestro pesar, al filo de las 21:30 horas la Junta Directiva de la Cofradía tomó la determinación de no procesionar debido a la lluvia pertinaz que en ese momento caía y que las previsiones no aseguraban ninguna mejoría.
El hermano mayor se dirigió al nutrido número de hermanos congregados en la Casa de Hermandad exponiéndoles el acuerdo, y entre la tristeza de los presentes, informó de los actos que se iban a desarrollar a lo largo de la noche.
El guión perfectamente formado, pero sin atributos ni faroles, bajó al encuentro de nuestro Titular en la Iglesia de San Miguel. La puerta se abrió y encontramos a nuestro Cristo de la Buena Muerte en el altar, escoltado por sus faroles de llama natural, con la Iglesia en oscuridad y en hombros de los cofrades que este año lo iban a portar. El guión accedió en silencio y posteriormente, tras el cariñoso recibimiento de nuestro consiliario Fray José Valero, entraron los hermanos que portaban la medalla de la cofradía y el resto de público que se había congregado en la plaza.
Una vez allí, comenzó la celebración del solemne Via Crucis en el que se intercaló la "Oración de las Siete Palabras" del Coro "Llama de Amor Viva" al que agradecemos su dedicación generosa y su cariño hacia nuestro Titular y nuestra Cofradía. La tristeza de todos nosotros se convirtió en reflexión y rezo hacia Nuestro Señor Crucificado. A la finalización del Via Crucis, fue interpretada "Silencio y Oración" por los hermanos trompeteros, mientras los hermanos portadores colocaban delicadamente al Cristo en el altar preparándole para el multitudinario besapie que se celebró a continuación.
Finalmente, el Coro nos emocionó con el "Himno de la Buena Muerte", maravillosamente cantado. Una vez terminado este acto, el guión volvió a formarse y con el mismo respeto de ocasiones anteriores, volvió a la Casa de Hermandad, en orden y silencio, para disfrutar del Hornazo de Hermandad.
No podemos dejar pasar la oportunidad de agradecer y alabar, el comportamiento del gran número de hermanos que ataviados con el hábito penitencial acompañaron a nuestro Cristo, al gran número de hermanos que nos acompañó con su medalla, al público que bajo la lluvia nos esperaba y que participó en silencio en el Via Crucis. Y por supuesto, a nuestro consiliario Fray José Molina que está haciendo un trabajo excepcional dentro de la cofradía, a los Padres Carmelitas que nos acogen con tanto cariño y al Coro "Llama de Amor Viva" que nos ayuda, nos enriquece y con el que tenemos una deuda de gratitud impagable.
En cuanto recabemos, las fotografías que se realizaron en este acto las publicaremos en esta página.
El hermano mayor se dirigió al nutrido número de hermanos congregados en la Casa de Hermandad exponiéndoles el acuerdo, y entre la tristeza de los presentes, informó de los actos que se iban a desarrollar a lo largo de la noche.
El guión perfectamente formado, pero sin atributos ni faroles, bajó al encuentro de nuestro Titular en la Iglesia de San Miguel. La puerta se abrió y encontramos a nuestro Cristo de la Buena Muerte en el altar, escoltado por sus faroles de llama natural, con la Iglesia en oscuridad y en hombros de los cofrades que este año lo iban a portar. El guión accedió en silencio y posteriormente, tras el cariñoso recibimiento de nuestro consiliario Fray José Valero, entraron los hermanos que portaban la medalla de la cofradía y el resto de público que se había congregado en la plaza.
Una vez allí, comenzó la celebración del solemne Via Crucis en el que se intercaló la "Oración de las Siete Palabras" del Coro "Llama de Amor Viva" al que agradecemos su dedicación generosa y su cariño hacia nuestro Titular y nuestra Cofradía. La tristeza de todos nosotros se convirtió en reflexión y rezo hacia Nuestro Señor Crucificado. A la finalización del Via Crucis, fue interpretada "Silencio y Oración" por los hermanos trompeteros, mientras los hermanos portadores colocaban delicadamente al Cristo en el altar preparándole para el multitudinario besapie que se celebró a continuación.
Finalmente, el Coro nos emocionó con el "Himno de la Buena Muerte", maravillosamente cantado. Una vez terminado este acto, el guión volvió a formarse y con el mismo respeto de ocasiones anteriores, volvió a la Casa de Hermandad, en orden y silencio, para disfrutar del Hornazo de Hermandad.
No podemos dejar pasar la oportunidad de agradecer y alabar, el comportamiento del gran número de hermanos que ataviados con el hábito penitencial acompañaron a nuestro Cristo, al gran número de hermanos que nos acompañó con su medalla, al público que bajo la lluvia nos esperaba y que participó en silencio en el Via Crucis. Y por supuesto, a nuestro consiliario Fray José Molina que está haciendo un trabajo excepcional dentro de la cofradía, a los Padres Carmelitas que nos acogen con tanto cariño y al Coro "Llama de Amor Viva" que nos ayuda, nos enriquece y con el que tenemos una deuda de gratitud impagable.
En cuanto recabemos, las fotografías que se realizaron en este acto las publicaremos en esta página.